En una noche que quedará grabada en la memoria rojiblanca, el Atlético de Madrid aplastó al Real Madrid por 5-2 en el Metropolitano, logrando la mayor goleada en un derbi madrileño en los últimos 75 años. Pero más allá del resultado, lo que conmovió a la afición fue la reacción de su técnico, Diego Simeone.

Tras el quinto gol, obra de Julián Álvarez, Simeone no pudo contener las lágrimas. Se llevó las manos al rostro, ocultó su llanto y sonrió con una mezcla de alivio y felicidad. Era el reflejo de semanas de presión acumulada por un inicio de temporada irregular. “¿Llorar? Hay muchas emociones dentro del cuerpo. Empezó la temporada complicada y hay mucho esfuerzo de mucha gente que no se ve y está siendo maravilloso”, confesó el técnico argentino a DAZN.
El capitán Koke Resurrección también se pronunció sobre el momento: “Sabíamos cómo veníamos y era un partido muy importante, sobre todo por el rival. Me encanta ver así a mi entrenador, que lo da todo. Me parece espectacular”.
El partido fue una montaña rusa. El Atleti comenzó ganando, luego fue superado por los goles de Mbappé y Güler, pero terminó marcando cuatro tantos sin respuesta. La victoria no solo significó tres puntos vitales, sino también un golpe anímico que podría cambiar el rumbo de la temporada.
Con este triunfo, el Atlético recorta distancia con el Real Madrid y se acerca a la zona alta de LaLiga. El liderato podría cambiar de manos si el Barcelona vence a la Real Sociedad.
La escena de Simeone llorando en la banda se viralizó rápidamente. Para muchos, fue más que una celebración: fue el retrato de un líder que vive cada partido con intensidad, pasión y entrega total.