Lo que parecía ser un clásico tenso entre PAOK Salonika y AEK Atenas terminó en un episodio insólito que sacudió al fútbol europeo. El presidente del PAOK, Ivan Savvidis, irrumpió en el terreno de juego con una pistola visible en la cintura para encarar al árbitro Giorgos Kominis, luego de que este anulara un gol por fuera de juego en los minutos finales del partido.

El incidente ocurrió en el estadio Tumba de Tesalónica, durante la jornada 25 de la SuperLiga griega. El gol anulado al defensor Fernando Varela habría colocado al PAOK en la cima de la tabla, pero la decisión arbitral desató la furia del presidente, quien ingresó al campo acompañado por guardaespaldas y visiblemente armado.
Las imágenes del momento muestran a Savvidis con la pistola enfundada, aunque no llegó a desenfundarla. La tensión obligó al árbitro a refugiarse en los vestuarios durante más de dos horas, tras lo cual cambió su decisión y concedió el gol, dando por terminado el partido con victoria 1-0 para PAOK.
La reacción del gobierno griego fue inmediata. El viceministro de Cultura y Deportes, Georgios Vassiliadis, anunció la suspensión indefinida de la liga hasta que se establezca un nuevo marco de seguridad y conducta para todos los involucrados. Además, se emitió una orden de detención contra Savvidis y otros miembros de su equipo por invasión de campo.
“Lo que vimos es un ataque al honor del fútbol griego. Que alguien entre al campo con una pistola en la mano es una provocación inadmisible”, declaró el ministro del Interior, Panos Skurletis.
Este episodio se suma a una serie de actos violentos que han empañado el fútbol griego en los últimos años, incluyendo agresiones a entrenadores y disturbios en las gradas. La UEFA ha sido notificada y se espera una respuesta firme ante lo ocurrido.
El fútbol, como espectáculo y deporte, enfrenta una crisis de credibilidad en Grecia. La imagen de un presidente armado en pleno partido es más que una anécdota: es un llamado urgente a reformar las estructuras de seguridad y gobernanza en el deporte.