La inflación en Bolivia ha alcanzado un récord histórico en mayo, con una tasa mensual del 3,65%, la más alta en los últimos 40 años. La inflación acumulada ya supera la meta gubernamental del 7,5%, situándose en 9,81%. Según expertos, la proyección para el fin de año es alarmante, con una posible inflación anual acumulada entre el 25% y 30%.

Para el presidente del colegio de economistas de Tarija, Fernando Romero, la situación se agrava debido al desabastecimiento de carburantes, la suba del dólar paralelo y la incertidumbre política, lo que ha generado una mayor presión en el tipo de cambio paralelo y ha acelerado la inflación.
«Las familias bolivianas ya están sintiendo el impacto, con reajustes diarios en sus presupuestos y un aumento en la incertidumbre sobre el futuro económico», dijo Romero.
La brecha entre la inflación estadística y la real es significativa, lo que sugiere que la inflación real podría ser mucho mayor, posiblemente entre un 100% y 200% de lo oficialmente reportado, «esto ha generado preocupación entre la población, que ve cómo su dinero alcanza para cada vez menos productos», advirtió.
La situación inflacionaria en Bolivia es un desafío para la economía del país y requiere una atención inmediata para mitigar sus efectos en la población.
El economista concluyó cuestionando, «¿Qué medidas tomará el gobierno para abordar esta crisis? Solo el tiempo lo dirá».
