A menos de tres semanas de las elecciones generales, el candidato presidencial del Movimiento al Socialismo (MAS), Eduardo del Castillo, celebró públicamente la decisión de Eva Copa y el Movimiento de Renovación Nacional (Morena) de retirarse de la contienda electoral. En una publicación en redes sociales, Del Castillo elogió el papel histórico de Copa durante la crisis política de 2019 y 2020, destacando su liderazgo en la ciudad de El Alto.

Ella es una lidereza que estuvo a la altura de la historia entre los 2019 y 2020, cuando nuestra Patria sufrió momentos muy difíciles”, escribió el exministro de Gobierno, en alusión a los conflictos que marcaron la transición entre gobiernos tras la renuncia de Evo Morales.
La salida de Morena fue oficializada el 29 de julio, tras una reunión interna en la que se evaluó el “acoso político” y la “instigación interna” que enfrentó el partido, según explicó Copa en entrevista con el periodista John Arandia. La alcaldesa de El Alto señaló que la agrupación se enfocará en reorganizarse para las elecciones subnacionales, apostando por una renovación política con jóvenes liderazgos.
Morena, fundado en febrero de este año, se encontraba en los últimos lugares de preferencia electoral, con menos del 3% de intención de voto. Su retiro deja en carrera a ocho frentes políticos para los comicios del 17 de agosto.
Del Castillo aprovechó la ocasión para reafirmar su propuesta de unidad dentro del bloque popular. “Esperamos seguir trabajando con Eva, la renovación dentro del bloque popular es imparable”, afirmó, en un mensaje que busca tender puentes con sectores disidentes del MAS.
El candidato oficialista también destacó el crecimiento de su proyecto político en todo el país. “En las calles, en las redes, en cada rincón de Bolivia vemos crecer todos los días el apoyo a nuestro proyecto, fruto del diálogo, del contacto con el pueblo y de una candidatura que no representa un interés personal, un ego, sino un interés colectivo”, expresó.
Del Castillo, quien fue ministro de Gobierno durante casi cinco años, enfrenta una campaña marcada por divisiones internas en el MAS y bajos niveles de intención de voto, según las encuestas más recientes. A pesar de ello, insiste en que su candidatura representa una renovación dentro del oficialismo y una alternativa “sin perder las conquistas sociales”.