La Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) confirmó este jueves un giro inesperado en la organización de la Copa Sudamericana 2025: la final no se disputará en el estadio Ramón “Tahuichi” Aguilera Costas de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, como se había anunciado inicialmente. La nueva sede será Asunción, Paraguay, manteniendo la fecha prevista del 22 de noviembre.

La decisión se tomó tras una inspección técnica que reveló un preocupante incumplimiento en los plazos y el cronograma de remodelación del estadio cruceño. Según el informe oficial, el avance de las obras era insuficiente y ya no quedaba margen para cumplir con los estándares exigidos por la Conmebol. El organismo señaló que “se agotaron todos los plazos razonables” y que el cambio busca “preservar la alta calidad de la final y cumplir con excelencia el compromiso asumido con los hinchas, los clubes participantes y las marcas asociadas”.
La elección de Asunción responde al protocolo establecido por la Conmebol, que estipula que, en caso de cambio de sede, se optará por la ciudad anfitriona de la edición anterior. La capital paraguaya, con experiencia e infraestructura probada, se convierte así en el nuevo epicentro del fútbol sudamericano para la definición del torneo.
Pese al revés, la Federación Boliviana de Fútbol (FBF) no baja los brazos. Su presidente, Fernando Costa, expresó el interés de Bolivia en albergar la final de la Copa Sudamericana en 2027. La Conmebol, por su parte, aseguró que continuará invirtiendo en mejoras para el estadio “Tahuichi” Aguilera, con miras a futuros torneos continentales.
La noticia ha generado diversas reacciones en el ámbito deportivo boliviano. Aunque se reconoce el esfuerzo de las autoridades locales, también se cuestiona la falta de cumplimiento en los plazos. Para muchos, esta es una oportunidad perdida de posicionar a Santa Cruz como sede de eventos internacionales, pero también una llamada de atención para fortalecer la planificación y ejecución de obras deportivas.