
Después de más de un siglo de espera, el sueño de integración entre Bolivia y Brasil comienza a materializarse. El Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU) de Brasil ha aprobado oficialmente el inicio de las obras del puente binacional Guayaramerín–Guajará Mirim, cuya construcción está programada para comenzar en octubre de este año.
La noticia fue confirmada por Tatiana Paniagua, directora de Relacionamiento Internacional de la Gobernación del Beni, quien destacó que este proyecto representa el cumplimiento de una deuda histórica contemplada en el Tratado de Petrópolis de 1903. Dicho acuerdo, firmado hace más de 120 años, establecía compromisos de integración entre ambos países, incluyendo la libre navegabilidad en la frontera común y la construcción de infraestructura estratégica.
El puente, que se extenderá por 1.200 metros sobre el río Mamoré, tendrá una inversión superior a los 70 millones de dólares, financiada íntegramente por Brasil. Autoridades de ambos países han calificado la obra como un símbolo de progreso, integración y desarrollo compartido.
Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Conexión directa al Corredor Bioceánico, que facilitará el tránsito entre el Atlántico y el Pacífico.
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Reducción de costos logísticos para productos agrícolas, forestales y ganaderos del Beni.
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Impulso al turismo y comercio bilateral, especialmente con la región amazónica brasileña.
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Fortalecimiento de los lazos culturales e históricos entre las poblaciones fronterizas.
El gobernador del Beni, Alejandro Unzueta, celebró la decisión del gobierno brasileño y llamó al Estado boliviano a acompañar con igual compromiso esta obra estratégica. “Este no es solo un puente de concreto, es un puente de esperanza, de progreso y de futuro compartido para nuestros pueblos”, expresó.
Aunque el proyecto fue incluido en acuerdos binacionales desde 2021, su impulso definitivo llegó tras las gestiones conjuntas de los presidentes Luis Arce y Luiz Inácio Lula da Silva, quienes reactivaron la propuesta en 2023. La administración de Jair Bolsonaro no priorizó la obra, lo que prolongó su postergación.
La licitación internacional fue lanzada en noviembre de 2023 en Brasilia, y se espera que la construcción se complete en un plazo de tres años.