El hospital de Bermejo ha sido escenario de una grave crisis administrativa, que ha afectado directamente a la población.

Según declaraciones del director del SEDES, doctor Nils Cazón, la solución a los problemas del hospital estaba en manos de la parte administrativa, pero un déficit de capacidad ha llevado a una mala gestión de los recursos y un caos administrativo.
«Está situación se ha vuelto insostenible, con el hospital lleno de basura y la atención médica cortada», declaró a medios de comunicación la autoridad en salud.
Sin embargo, cuestionó ¿quiénes son los verdaderos perjudicados?, «la respuesta es clara: la población. Mientras que los directivos y políticos parecen inmunes a las consecuencias, la población sufre las consecuencias de la mala administración», dijo.
Para Cazón el hospital de Bermejo no cumple con los parámetros técnicos necesarios para ser considerado un hospital de tercer nivel. A pesar de esto, se ha intentado mantener esta categoría, lo que ha generado más problemas que soluciones.
La situación en el hospital de Bermejo es un claro ejemplo de cómo los intereses políticos y la falta de rectoría pueden afectar la prestación de servicios de salud. Se necesita un reordenamiento y una verdadera rectoría, no solo desde el ministerio, sino también desde la parte social, para permitir que el trabajo técnico se realice como corresponde.
Para Cazón es necesario una verdadera voluntad política para reordenar el sistema de salud y priorizar la atención médica sobre los intereses políticos y personales, «solo así se podrá garantizar una atención médica de calidad para la población», finalizó.
