
En una jornada marcada por la tensión y la determinación, cientos de mineros cooperativistas descendieron este lunes desde la Ceja de El Alto hacia el centro de La Paz, en una masiva movilización que busca visibilizar sus demandas y rechazar las acusaciones de avasallamiento de áreas mineras estatales.
La protesta se produce diez días después de que los mineros asalariados protagonizaran una marcha similar, denunciando la toma ilegal de yacimientos por parte de cooperativistas. En respuesta, el sector cooperativista reivindica su aporte a la economía nacional y exige respeto a sus derechos laborales y operativos.
“Queremos que el Gobierno actual y el próximo reconozcan nuestra agenda nacional”, declaró Eduardo Antelo, vocal de administración de la Confederación Nacional de Cooperativas de Bolivia (Concobol). Según el dirigente, el plan incluye la toma simbólica de instituciones clave como la Corporación Minera de Bolivia (Comibol), el Ministerio de Minería y la sede de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (Fstmb), ubicadas en la avenida Camacho, la Plaza del Obelisco y el Prado paceño.
Principales demandas del sector cooperativista:
– Aprobación de nuevas concesiones mineras.
– Provisión regular de combustible y explosivos.
– Restitución de personerías jurídicas suspendidas.
– Definición de un régimen tributario más justo y sostenible.
Los movilizados aseguran que permanecerán en La Paz hasta ser atendidos por las autoridades. “Nos vamos a quedar, vamos a bloquear y tomar algunas instituciones. Queremos mesas de trabajo y que quede como precedente para el próximo gobierno”, advirtió Antelo.
Mientras tanto, el conflicto entre asalariados y cooperativistas sigue escalando. Los primeros acusan al ministro de Minería, Alejandro Santos —exdirigente cooperativista— de favorecer al sector cooperativizado y de impulsar tomas ilegales en yacimientos como Colquiri y Caracoles.
El debate sobre el rol de las cooperativas mineras en Bolivia se intensifica, en medio de denuncias por evasión tributaria, contaminación ambiental y privilegios históricos otorgados por gobiernos anteriores.
La jornada transcurrió sin enfrentamientos, pero con una fuerte presencia de dinamita y consignas que reflejan el hartazgo de un sector que exige ser escuchado.