La Federación Peruana de Fútbol (FPF) estaría decidida a romper con la tradición limeña y apostar por una sede radical: el Estadio Inca Garcilaso de la Vega, en Cusco, a 3.399 metros sobre el nivel del mar.
Tras una Eliminatoria desastrosa en la que Perú solo sumó 10 puntos como local—la segunda peor marca de toda Sudamérica—la dirigencia busca un golpe de efecto para el proceso rumbo al Mundial 2030.
Según el diario Líbero, desde la FPF afirman que “será imposible ganar si se sigue jugando en Lima”. La idea: incomodar a gigantes como Brasil y Argentina con la altitud cusqueña, tal como lo ha hecho históricamente Bolivia en La Paz.
El Garcilaso de la Vega, con capacidad para 42 mil espectadores y remodelado en 2020, ya fue inscrito como sede alterna para las próximas Eliminatorias. Aunque no será para todos los partidos: se usaría estratégicamente ante rivales de peso como Argentina, Brasil o Uruguay.
Sin embargo, no todos están convencidos. El periodista Diego Rebagliati reveló que varios jugadores de la blanquirroja han expresado su rechazo a jugar en la altura: “No es fácil convencerlos”.
¿Cambio de sede o cambio de mentalidad? La FPF aún no ha oficializado la decisión, pero el debate está abierto. ¿Es Cusco la nueva fortaleza de Perú o solo un parche desesperado?