La tradicional hoja de coca boliviana, consumida ancestralmente en el norte argentino, ha cruzado la frontera con un nuevo acompañante: la inflación. En Salta, el cuarto de coca se comercializa hasta en 8.000 pesos argentinos, mientras que en Jujuy el precio oscila entre 12.000 y 15.000 pesos, marcando un incremento del 25% respecto a semanas anteriores.

Según comerciantes del pasaje Miramar en Salta y reportes del portal Qué Pasa Salta, el alza responde principalmente a la escasez de diésel en Bolivia, que ha encarecido el transporte desde las zonas productoras hasta los mercados fronterizos. La falta de combustible ha generado largas filas en surtidores y ha paralizado hasta el 90% del transporte pesado boliviano, según denuncias del sector.
La crisis energética en Bolivia, provocada por la escasez de divisas para importar carburantes, ha afectado no solo al transporte de carga, sino también al interdepartamental de pasajeros. Esta situación ha encarecido los costos logísticos de productos como la hoja de coca, que mantiene una fuerte presencia en áreas protegidas y parques nacionales bolivianos.
La hoja de coca, utilizada en rituales, celebraciones tradicionales y como paliativo natural contra el mal de altura, es parte esencial de la vida cotidiana en el norte argentino. Su encarecimiento no solo afecta a consumidores, sino también a comerciantes y agricultores que dependen de su comercialización transfronteriza.
El viceministro boliviano Jaime Mamani atribuyó el alza también a las labores de erradicación de cultivos excedentarios, lo que ha reducido la oferta legal del producto. Mientras tanto, los transportistas bolivianos advierten que, si no se soluciona la crisis del diésel, el país podría enfrentar una paralización total en agosto.